Además del criterio sistemático seguido en esta obra para presentar los minerales existen otros criterios de catalogación y presentación de entre los cuales el más extendido es el relacionado con criterios meramente estéticos en este caso y si se dispone de espacio suficiente se prefiere recipientes de cristal de considerable tamaño como si se tratase de un museo, sin embargo, pocas son las personas que se pueden permitir el lujo de comprar muchas muestras de museo no sólo ya por la necesidad de espacio, sino por el precio que ello supone. Lo más normal es coleccionar los minerales en pequeñas cajas escogiéndolos con dimensiones pequeñas.
Hace algún tiempo, dimensiones tales como 5 x 5 ó 2 x 3 se consideraban ideales, hoy en día se pueden reducir mucho más, puesto que numerosos son los ejemplares del tamaño de una uña, e incluso están los "micromounts", sólo observables con precisión en el microscopio. En estas condiciones una colección de miliares de ejemplares se puede conservan en un reducidísimo espacio. Numerosas veces los ejemplares más pequeños son los más bonitos. Los «micromounts» se suelen conservar en pequeñas cajas de plástico transparente para evitar los efectos perniciosos del aire, normalmente estos trozos de mineral se suelen fijar a una de las paredes de las cajas de plástico con un poco de plastilina, procurando que las partes más vistosas resulten fáciles de ver para el observador.
Las "Colecciones de Dana". Están de moda sobre todo en América colecciones de gran cantidad de ejemplares conocidas como colecciones de Dana, procedentes del nombre del famoso investigador americano Dana, que escribió una obra hoy ya clásica sobre los minerales y su clasificación Sistemática. En estas condiciones se entremezclan todo tipo de minerales, incluso algunas grandes piedras sin el menor valor estético.
Ciertamente algunas especies minerales no tienen el más mínimo valor estético; entonces cabe la pregunta de que cuál es el motivo de poseerlas. Si tenemos en cuenta únicamente el interés científico, hemos de considerar que una muestra se debe tener siempre que se trate: 1) de una muestra auténtica con conocimiento exacto del lugar de donde procede, 2) si es físicamente destacable frente a otros minerales por algún pequeño cristal o característica genuina que permita sacar conclusiones científicas. Ahora sí que se puede entender por qué es lógico que en una colección relativamente amplia existan estas piedras "sin valor estético".
Minerales estéticos. Por lo que respecta a nuestra obra tendremos en cuenta básicamente aquellos minerales que destaquen por su singular belleza o que por lo menos se les puede incluir dentro de una especial estética. Por esta razón omitiremos aquellos minerales observables sólo ante el microscopio, aunque incluiremos algunos otros que, aunque sin belleza, sean de gran importancia; por ejemplo, hablaremos de los teluros de oro (silvanita, krennerita, etc.).
ENCICLOPEDIA LOS MINERALES, Ediciones Nueva Lente, página 17