Las zeolitas constituyen un grupo especial de tectosilicatos, caracterizado por la presencia en su estructura de un sistema de cavidades poliédricas intercomunicadas, ocupadas por gruesos cationes, como los de los metales alcalinos o alcalino-terrosos y de moléculas de agua atrapadas en forma muy débil.
Ello conlleva a la pérdida total o parcial del agua que implicará grandes variaciones en la estructura cristalina y un intercambio de iones metálicos presentes en las zeolitas con otros iones. Por ejemplo, una zeolita que contiene sodio puesta en una solución acuosa que contenga iones de calcio se observa el paso del sodio de la zeolita a la solución, mientras que el calcio emigra de la solución al mineral.
Este curioso fenómeno ha llevado a la producción al uso en gran escala de zeolitas artificiales denominadas «permutitas, que se utilizan como cambiadores de iones, de alto valor para eliminar la dureza de las aguas en numerosas plantas industriales y usos domésticos, además de prevenir la formación de costras en las propias estructuras.
La «piedra que hierve».
El nombre de zeolita, que significa en griego piedra que hierve, está ligada a la curiosa propiedad de hincharse y hervir el mineral puesto a fusión, a causa de la transformación en vapor del agua contenida en los canales del retículo cristalino, fácilmente eliminable por calentamiento. En algunos casos la pérdida del agua es espontánea también a las condiciones ambientales más comunes, así, pues, algunos ejemplares se deshidratan fácilmente reduciéndose en polvillo y se conservan con dificultad.
Minerales de génesis secundaria.
Las zeolitas son minerales de génesis secundaria y se forman generalmente por alteraciones de varios tipos de silicatos por medio de las aguas. El yacimiento más típico para ejemplares de interés coleccionístico se encuentra en rocas efusivas básicas de tipo basáltico. Las zeolitas también se encuentran en las cavidades de numerosas rocas graníticas o gneísicas y en filones metalíferos de origen hidrotermal.
ENCICLOPEDIA LOS MINERALES, Ediciones Nueva Lente, página 776
