Un problema importante para los coleccionistas de minerales es la reducción de estos a un tamaño razonable. De hecho, si se obtiene un bonito cristal sobre una matriz rocosa original, siempre será mejor que el cristal por sí solo, aun teniendo la misma calidad.
Para algunos coleccionistas es, incluso, imprescindible el que exista matriz, por lo que aquellos que deliberadamente la separan cometen un craso error. Naturalmente, la matriz tendrá que tener unas medidas razonables de relación con el cristal, aunque sólo sea por evitar una colección demasiado voluminosa.
Pese a lo dicho, es preciso que el cristal este libre, es decir, que se pueda observar fácilmente y no dentro de una cavidad.
Una operación muy difícil y delicada.
La operación de "reducción de un mineral" es el más difícil y delicado problema con que se enfrenta un coleccionista. Antes se recurría al martillo y al escoplo, destrozando la mayor parte de los trozos. Esto es debido a que no siempre se da el golpe adecuado al cristal, es más, parece como si tuviese tendencia a dividirse anormalmente.
Las vibraciones causadas por los golpes tienden a romper los cristales, aunque éstos estén situados a una distancia considerada a primera vista y "a priori como segura".
El auxilio de las tenazas.
Para estos fines mejor será utilizar unas tenazas fuertes, que, sin golpes, logran romper o, mejor, cortar el ejemplar en la forma deseada. Existen numerosas variantes de estos utensilios, la mayoría son de procedencia suiza, teniendo la ventaja de que son ligeras y, por tanto, accesibles al transporte, y fuertes como para romper las rocas más tenaces.
Aserrar los ejemplares.
A veces ni siquiera las tenazas dan suficiente seguridad: se notan claramente fisuras que se desarrollan a lo largo de las direcciones de fractura de la roca, o bien la situación es tal que hace temer seriamente por el resultado de la operación. Entonces se puede recurrir a la técnica de aserrar los ejemplares.
Esta técnica no acaba de gustar a numerosos coleccionistas, pues no es agradable tener un ejemplar con una cara lisa por haberse aserrado, sin embargo, esto es mejor que tener una roca destruida. Se pueden utilizar ambas técnicas, primero serrando y después utilizando las tenazas, de forma que con suerte se lleguen a eliminar del fragmento reducido todas las caras aserradas anteriormente.
No obstante, no debe preocupar demasiado el tener un ejemplar con una cara aserrada, pues si se coloca en una caja adecuada no se notará.
ENCICLOPEDIA LOS MINERALES, Ediciones Nueva Lente, página 276
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